![](http://photos1.blogger.com/blogger/5000/1582/320/Inyeccion-de-Celeste.jpg)
Cuando celeste me comentaba su aversión a las agujas, yo creí que exageraba. Hoy pasé por la farmacia y compré mi antitetánica, Celeste no quiso ni entrar. Cuando salí, le dije ahora vamos las dos a tu farmacia “amiga” y nos damos la inyección. Dos cuadras de interminables excusas para no dársela… yo sólo la escuchaba y asentía con mi cabeza mientras nos acercábamos a la puerta de la misma. Llegadas ahí me dice (19:00) “ni toques timbre, no hay nadie, se fueron todos”. Otra vez no dije nada y empujé la puerta mientras me daban paso. Ya dentro saqué mi envoltorio con la vacuna y le expliqué por qué estábamos ahí. Las chicas de la farmacia muy cancheras le decían hasta en chino lo insignificante y muy beneficioso que era dársela, ella seguía preguntando… si la obra corría, si no estaba cortada, si tenían en stock la vacuna, si tenia que esperar que pasara la luna llena, la mar en coche y la virgen en patineta.
Un poco por rigor de la situación pase yo primera para que viera que esto era una “sonsera”. Cuando salí ella le daba indicaciones a una de las chicas cómo le tenían que dar la vacuna, mientras detrás del cortinado ya estaba lista su vacuna para serle aplicada. Yo no alcancé a dar la vuelta al mostrador para agarrar mis cosas que Celeste ya estaba detrás de mí. La miré ya con enfado, no podía ser, una chica universitaria de 28 años con tantas vueltas y bobadas… Pero no, no era eso, ya se la habían dado, todo había terminado (para mi alivio, porque ya no sabía qué mas inventar y para su alegría).
2 Comments:
otra que alegría, ya te explique lo de la vieja que una vez me sacó sangre cuando yo tenía seis años...me acuerdo de ella como si fuera hoy. Jamás odie a las personas pero a ella te juro que si y es el día de hoy que me la cruzo y no la saludo ni la saludaré. Al final fue un acto sencillo, al menos no me lo anticipaste demasiado. Odio que me vacunen, sobre todo si las agujas son finitas y el líquido es muy espeso. Con las gruesas y largas no me pasa nada, pero las finitas las detesto. Se que al final voy a terminar agradeciendotelo, pero te puedo asegurar que me acordé de vos y toda tu familia en ese durable minuto en el que la aguja entró en mi brazo hasta que salió.
En esta historia de pinchazos, Georgi, aparecés por un lado como "la entregadora" y por otro como "la responsable", la que aconseja lo mejor. Conociéndote creo es lo segundo pero también y en defensa de Cele digo que ella le hacía todas esas preguntas a la farmacéutica porque en definitiva es... periodista..!!
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