EXTINCIÓN (Fotografía, cuento y diseño por GG)
Había una vez una chica en blanco y negro, sí blanco y negro, ni un gris. Solo blanco y negro.
Su vida en blanco y negro no le resultaba satisfactoria, cada vez que se veía perdía mas claros y oscuros, comenzaba a verse desaparecer, y mientras lo hacía se preguntaba si quienes le sonreían se daban cuenta de su lento desvanecer.
Esas sonrisas no me bastan para tomar alegre mi final. Lo harán por cortesía, por aliento, por inercia, o simplemente enmascararán su lástima al verme, o mejor dicho al verme cada vez menos.
Bueno, la verdad es que no importa lo que piensen o vean; yo tengo un problema, lo que soy, mis colores y esencia están desapareciendo, no quiero extinguirme en transparencia.
Encerrada en su isla de pensamientos no se daba cuenta de la solución a su problema, la veía lejana, compleja y agotadora.
Su amiga intentó conducirla a la solución, pero ella, aunque su esencia y el recuerdo de sus colores la arrastraban a surcar la solución, no se daba cuenta de lo que empezaba a transitar.
Necesito sentirme útil – dijo.
Y sin buscar recompensa comenzó a dar todo lo que tenía.
Su tiempo, para quienes le faltaba
Su compañía, para quienes estaban solos
Su practicidad, par quienes necesitaban soluciones rápidas...
Eso es!!! Yo quiero una solución rápida. Por qué veo soluciones para los demás y no encuentro una mi angustia transparente ?
Claro, es transparente, por eso no puedo ver el problema, es invisible!!!
Y ahora que lo descubrí qué hago?
Después de unos segundos de claridad todo volvía a oscurecerse, cuando una voz desde el claroscuro le abrió los ojos...
“Tal vez no veas el problema por su transparencia, pero esa cualidad podría dejarte ver la solución a su través.”
Eso es muy complejo – pensó desahuciada
Y dejándose abandonar comenzó a hacer aquello que, al menos, la hacía aliviar su dolor. A pesar de que supiera que regalar lo poco visible, material y espiritual que le quedaba la estaría llevando a su inevitable fin.
Todavía con cierto temor y reticencia daba en pequeñas dosis todo lo que era.
Ya agotado el suministro, comenzó con gran angustia y alegría a regalar su esencia.
Todos aquellos que recibían algo de su ser cambiaban su propia historia, llenándola de alegría y éxitos.
Ella creía justo sacrificarse para dar mejor vida a los demás, ya que consideraba un fracaso su pasar.
Ya casi en total transparencia y con su última gota de esencia, alguien le pidió su ayuda.
En ese preciso instante la voz del claroscuro se hizo presente...
“Recuerda que es la última gota de tu esencia, y que de ella depende tu última oportunidad de existencia. Piensa bien qué quieres hacer con ella.”
Por supuesto que la chica no quería dejar de existir, y era tan grande su generosidad que se despojó del último rastro de existencia, su última forma de vida.
En ese instante una luz blanca segó todo volviéndolo invisible... viento y truenos acompañaron la luz. Una vez retirada y volviendo todo a su lugar, se la pudo ver a ella de cuerpo entero, con los colores más brillantes y radiantes que jamás nadie hubiese visto.
“Pues sí – dijo la voz del claroscuro – de lo que hicieras con esa última gota de esencia dependía tu existencia. Tú desinteresadamente la diste, así que te devuelvo tu presencia.”
Es así que la chica aprendió que solo dando absolutamente todo de sí se logran las cosas. Que el problema es parte de la solución y que solo siguiendo el corazón se llega con éxito al fin de toda cuestión.