jueves, noviembre 24, 2005

DOS AMIGOS GRANDES, QUE SON DOS GRANDES AMIGOS
23/11 Después de almorzar como reyes, decidimos dejar lo del Parque Dos de Febrero para otra visita y disfrutar del último día con nuestros hospitalarios anfitriones.
Inconcientemente queríamos estirar la estadía, postergando la ida a sacar los boletos o dejando la mochila para hacer a último momento, como esperando alguna eventualidad o algún "contratiempo" que nos hiciera deponer nuestra partida.
Es que hemos pasado unos días tan lindos en compañia de Edith y Paco, que sin conocernos nos han brindado su casa, haciéndonos sentir como huéspedes de lujo. Siempre serviciales, atentos, alegres y muy cariñosos.
Ya se acercaba la hora de irnos, y a mi que no me gustan las despedidas, se me empezó a revolver el estómago.
Mientras saliçudaba a quienes fueron nuestros ángeles de la guarda en Resistencia se me hizo un nudo en la garganta y no me salió ni una palabra.
Nos subimos al remisse con Celeste, bajé la ventanilla y saludé agitando la mano a Paco que nos miraba desde la vereda.
Yo había interpuesto mi mochila grande entre Cele y yo, que haciendo de cortina me dejó permitirme soltar algunas lágrimas para desoprimir un poco el pecho y no viajar tan angustiada.
La noche en el micro fue larga y con muchos sobresaltos. Éstos fueron literales, por momentos el micro iba por la banquina porque estaba mejor que el asfalto.

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